Entre 1983 y 1988, Metallica emergió como una fuerza dominante en la escena del heavy metal, ayudando a definir el subgénero del thrash metal con su sonido crudo y agresivo. Durante este período, la banda lanzó álbumes fundamentales como Kill ‘Em All, Ride the Lightning y Master of Puppets, que no solo demostraron su habilidad técnica y compositiva, sino también su capacidad para abordar temas oscuros y complejos. A pesar de enfrentar desafíos personales, incluida la trágica muerte del bajista Cliff Burton, Metallica continuó evolucionando y solidificando su reputación como una de las bandas más innovadoras e influyentes del metal.